Seguramente habrás escuchado o leído en alguna
ocasión la frase de “no hay puntada sin hilo”. Se emplea en referencia a que
cuanto se habla o se hace tiene algún objetivo o intención beneficioso para su
autor. Exponerse en Navidad a adulterar el sentido genuino de la fiesta y
provocar reacciones adversas, no se hace ingenuamente desconociendo las
posibilidades de ser centro y atención en medios de comunicación y redes
sociales sin quererlo, sobre todo sabiendo la repercusión mediática que va a
tener. En cualquier caso, siempre cabe la posibilidad de pedir disculpas por
los mismos medios que se fomentan los hechos que dan lugar a las críticas;
comportamiento éste que no suele darse, por lo que sin rectificación se da por
hecho que las intenciones de estos promotores de acciones polémicas no son
otras que crear discordias.
Los cristianos nos vamos acostumbrando año
tras año en las fechas donde recordamos y esperamos el Nacimiento de Jesús –no
es una incongruencia recordar y esperar, porque por tratarse de un hecho
histórico lo celebramos, a la vez que esperamos la llegada de la Navidad para
que cada año Cristo reine en nuestras almas de un modo más profundo-, a
sobrellevar las puntadas contra el sentido religioso del que están compuestas. En este post voy a referirme a tres de ellas,
aunque podríamos añadir muchas otras, ya que no puede tildarse de carácter
excepcional cuando predominan a lo largo y ancho de la geografía española e
incluso más allá de nuestras fronteras.
La primera se centra en Sevilla. El 25 de
noviembre la Asociación de Belenistas de esta ciudad presentó el cartel
anunciador de la Navidad. Sin entrar en detalles sobre la esencia artística del
cartel –no merece la pena resaltar el contenido del mismo ni a su autor, por
cuestión de buen gusto del que quiere presumir este blog- la citada Asociación
ha hecho un guiño muy elocuente a cuantos trasgreden el sentido trascendental
de estas entrañables y profundas fiestas cristianas. Dar preferencia publicitaria
al enviado de Dios para dar a conocer a la Virgen el misterio de la Encarnación
y del Nacimiento de Cristo es una posibilidad, pero la manera de imaginarse al
Arcángel san Gabriel dista mucho de ser decente y piadosa. Si no has visto el
cartel te invito a que lo hagas en internet para comprobar la deleznable imagen
que tendrán que soportar los pobres sevillanos.
Para la segunda buscamos la noticia en La Coruña.
El pasado 15 de diciembre se inauguró en el Palacio Municipal de María Pita el
belén municipal, donde cuenta con las figuras de Marcela y Elisa, según parece
las pioneras en España nada más y nada menos que del matrimonio homosexual
femenino. Todos los años el señor alcalde, por la potestad que le confiere el
cargo que ocupa, decide las nuevas figuras que se incorporan al belén del
consistorio coruñes. Y este año la novedad está en las famosas Marcela y Elisa, que en 1901
tuvieron la ingenua idea de engañar al cura que ofició la ceremonia, haciéndose
pasar la segunda por un hombre -Mario- para contraer “matrimonio” entre dos
mujeres. Una vez descubierta la atrevida acción tuvieron que huir a Portugal
donde vivieron el resto de sus días. Pero eso sí el señor Ferreiro –así se
apellida el alcalde coruñés- está convencido que es “la única boda católica de
la que se tiene constancia entre dos mujeres”.
Dejo a tu elección si estas tres noticias son tan
solo anécdotas espontáneas e inofensivas a las que debemos acostumbrarnos en
épocas navideñas o, por el contrario, forman parte de comportamientos ideados
de quienes forman una corriente ideológica donde se intenta suplantar a Dios
como creador del género humano, sustituido por la criatura que puede elegir su
sexo.
Si eres de los que piensa que no hay puntada sin
hilo, te sugiero que cuando estés delante de un belén donde se representa el
Misterio más grande que ha ocurrido en la humanidad, reconozcas tus propias miserias para
penetrar en la maravillosa historia de amor de Dios con el hombre; y después
pidas la conversión para los prevaricadores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los
irreligiosos y profanadores, para los parricidas y matricidas, para los
asesinos, adúlteros, homosexuales, traficantes de esclavos, mentirosos,
perjuros a los que hace alusión san Pablo (1 Tim. 1,8-10). Es un deber de caridad. Yo así lo haré,
queriéndome convertir en un humilde pastor para dar gloria a Dios en la Navidad
de 2017. Tenemos una semana todavía para afianzar el propósito.
Hoy, 17 de diciembre, los católicos recordamos de un modo especial al Papa Francisco por su 81 cumpleaños. Esta mañana, comentado el Evangelio de este tercer domingo de Adviento ha pronunciado unas palabras que creo que nos pueden servir a ti y a mí de mucho. Las transcribo: "El cristiano, habiendo encontrado a Jesús, no puede ser profeta de desventuras, sino un testigo y un heraldo de alegría; una alegría para acompañar con los demás, una alegría contagiosa que hace mucho menos cansado el camino de la vida". Sabias palabras.
Te dejo con estos chicos del colegio Tajamar de Madrid. Ellos sí que contagian sana alegría. Y si no, compruébalo tú mismo. Con ellos caminamos a Belén.
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