domingo, 17 de diciembre de 2017

No hay puntada sin hilo


Seguramente habrás escuchado o leído en alguna ocasión la frase de “no hay puntada sin hilo”. Se emplea en referencia a que cuanto se habla o se hace tiene algún objetivo o intención beneficioso para su autor. Exponerse en Navidad a adulterar el sentido genuino de la fiesta y provocar reacciones adversas, no se hace ingenuamente desconociendo las posibilidades de ser centro y atención en medios de comunicación y redes sociales sin quererlo, sobre todo sabiendo la repercusión mediática que va a tener. En cualquier caso, siempre cabe la posibilidad de pedir disculpas por los mismos medios que se fomentan los hechos que dan lugar a las críticas; comportamiento éste que no suele darse, por lo que sin rectificación se da por hecho que las intenciones de estos promotores de acciones polémicas no son otras que crear discordias.

Los cristianos nos vamos acostumbrando año tras año en las fechas donde recordamos y esperamos el Nacimiento de Jesús –no es una incongruencia recordar y esperar, porque por tratarse de un hecho histórico lo celebramos, a la vez que esperamos la llegada de la Navidad para que cada año Cristo reine en nuestras almas de un modo más profundo-, a sobrellevar las puntadas contra el sentido religioso del que están compuestas. En este post voy a referirme a tres de ellas, aunque podríamos añadir muchas otras, ya que no puede tildarse de carácter excepcional cuando predominan a lo largo y ancho de la geografía española e incluso más allá de nuestras fronteras.

La primera se centra en Sevilla. El 25 de noviembre la Asociación de Belenistas de esta ciudad presentó el cartel anunciador de la Navidad. Sin entrar en detalles sobre la esencia artística del cartel –no merece la pena resaltar el contenido del mismo ni a su autor, por cuestión de buen gusto del que quiere presumir este blog- la citada Asociación ha hecho un guiño muy elocuente a cuantos trasgreden el sentido trascendental de estas entrañables y profundas fiestas cristianas. Dar preferencia publicitaria al enviado de Dios para dar a conocer a la Virgen el misterio de la Encarnación y del Nacimiento de Cristo es una posibilidad, pero la manera de imaginarse al Arcángel san Gabriel dista mucho de ser decente y piadosa. Si no has visto el cartel te invito a que lo hagas en internet para comprobar la deleznable imagen que tendrán que soportar los pobres sevillanos.

Para la segunda buscamos la noticia en La Coruña. El pasado 15 de diciembre se inauguró en el Palacio Municipal de María Pita el belén municipal, donde cuenta con las figuras de Marcela y Elisa, según parece las pioneras en España nada más y nada menos que del matrimonio homosexual femenino. Todos los años el señor alcalde, por la potestad que le confiere el cargo que ocupa, decide las nuevas figuras que se incorporan al belén del consistorio coruñes. Y este año la novedad está en  las famosas Marcela y Elisa, que en 1901 tuvieron la ingenua idea de engañar al cura que ofició la ceremonia, haciéndose pasar la segunda por un hombre -Mario- para contraer “matrimonio” entre dos mujeres. Una vez descubierta la atrevida acción tuvieron que huir a Portugal donde vivieron el resto de sus días. Pero eso sí el señor Ferreiro –así se apellida el alcalde coruñés- está convencido que es “la única boda católica de la que se tiene constancia entre dos mujeres”.

 Cruzamos nación y continente y nos vamos a Estados Unidos,  país de ejemplar y tolerante sentido del humor para algunos, donde la comediante y activista del movimiento homosexual Cameron Young Espósito, difundió a través de twitter la imagen de una especie de belén formado con dos figuras con vestimentas rosas, que representan a dos “San Josés” contemplando al Niño Jesús, una imagen sacrílega como la ha señalado Mons. Thomas J. Tobin, obispo de Providence (Rhode Island, EE. UU). Creo que no hace falta comentario alguno.

Dejo a tu elección si estas tres noticias son tan solo anécdotas espontáneas e inofensivas a las que debemos acostumbrarnos en épocas navideñas o, por el contrario, forman parte de comportamientos ideados de quienes forman una corriente ideológica donde se intenta suplantar a Dios como creador del género humano, sustituido por la criatura que puede elegir su sexo. 

Si eres de los que piensa que no hay puntada sin hilo, te sugiero que cuando estés delante de un belén donde se representa el Misterio  más grande que ha ocurrido en la humanidad, reconozcas tus propias miserias para penetrar en la maravillosa historia de amor de Dios con el hombre; y después pidas la conversión para los prevaricadores y rebeldes,  para los impíos y pecadores, para los irreligiosos y profanadores, para los parricidas y matricidas, para los asesinos, adúlteros, homosexuales, traficantes de esclavos, mentirosos, perjuros a los que hace alusión san Pablo (1 Tim. 1,8-10). Es un deber de caridad. Yo así lo haré, queriéndome convertir en un humilde pastor para dar gloria a Dios en la Navidad de 2017. Tenemos una semana todavía para afianzar el propósito.



Hoy, 17 de diciembre,  los católicos recordamos de un modo especial al Papa Francisco por su 81 cumpleaños. Esta mañana, comentado el Evangelio de este tercer domingo de Adviento ha pronunciado unas palabras que creo que nos pueden servir a ti y a mí de mucho. Las transcribo: "El cristiano, habiendo encontrado a Jesús, no puede ser profeta de desventuras, sino un testigo y un heraldo de alegría; una alegría para acompañar con los demás, una alegría contagiosa que hace mucho menos cansado el camino de la vida". Sabias palabras.

Te dejo con estos chicos del colegio Tajamar de Madrid. Ellos sí que contagian sana alegría. Y si no, compruébalo tú mismo. Con ellos caminamos a Belén.



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