sábado, 30 de junio de 2012

Caso "Vatileaks"

El denominado caso “Vatileaks” está sirviendo para que ciertos sectores de la opinión pública, como no podía ser de otra manera, arremetan con contundencia, desinformación y desorientación contra el Santo Padre. Como sabrás, el ayudante de cámara de Benedicto XVI, Paolo Gabriele, fue detenido por encontrarse en su casa informes y correspondencia privada del Papa, acto inmoral y gravísimo por violar un derecho elemental del ser humano. La Comisión de cardenales, presidida por el español Julián Herranz, creada para investigar el caso y descubrir a los autores responsables de esta trama, continua las entrevistas con superiores y empleados vaticanos, y personas que no trabajan en la Santa Sede. La gendarmería del Vaticano avanza en sus investigaciones policiales. Seguimos expectantes, pero sin perder la calma; y menos aún, caer en el desánimo: la Iglesia es Santa no por la acción de los hombres, sino por la del Espíritu Santo.

No vamos a extrañarnos que después de veintiún siglos incurramos en estos desórdenes. La ambición y el poder son malos objetivos. Acuérdate que camino de Jerusalén la madre de los hijos de Zebedeo le pide al Señor que Santiago y Juan estén a la derecha e izquierda de Dios cuando instaure el Reino de los Cielos. Una madre, con fines nobles, provoca una marejada en el grupo de los discípulos. Y Judas, por treinta monedas entrega a Jesucristo a la autoridad judía. El grupo de los seguidores del Señor, ya vemos que no eran hombres perfectos; y a lo largo de los siglos el Cuerpo de Cristo ha dado a miles de santos, pero, también, muchos desafectos.

Por culpa del pecado original llevamos una compañera de viaje molesta, la tentación, que atrae y seduce y nos impele a  buscar el provecho propio y nos pone en disposición de hacer lo que no debemos: elegir el camino que nos conduce al alejamiento de Dios. No es en sí cualidad mala sufrirla; sí es, por el contrario, abrir el alma a ella, porque nos exponemos a perder lo más valioso que podemos tener estando en gracia: a Dios. Consecuencia de esta desconfianza es que somos capaces de incurrir en fracasos estrepitosos que nos arrastran hacia rincones oscuros de nuestra existencia. Ponemos en peligro nuestra felicidad, la de nuestra familia, somos piedra de escándalo por no vivir conforme a nuestras creencias, incurriendo en aptitudes contrarias al querer de Dios. No solo se enfrían los deseos de transmitir el mensaje evangélico de Jesucristo, sino que nos dejamos arrastrar por el mundo justificando comportamientos más propios de paganos que de seguidores del Señor.

Pero Dios sabe perfectamente que por más que queramos negarlo somos débiles, desconfiados y en ocasiones rebeldes; capaces de perdernos  si nos apartamos del horizonte verdadero que es Él. Cuando nuestra alma está sometida a fuerte marejada en lugar de reconocer el riesgo al que estamos condicionados y pedir como aconsejaba San Agustín cristiano, en tu nave duerme Cristo, despiértale que Él increpará a la tempestad y se hará la calma”, caemos en la tentación  de dejarnos ir a la deriva sin más rumbo que el de las propias pasiones.

Cuando los apóstoles le piden al Señor que les enseña a orar les entrega la oración del Padrenuestro. Nos dirigimos a Dios como Padre que está en el Cielo y hacemos siete peticiones. En la penúltima acudimos a Él para no caer en tentación. Si degustáramos más esta oración nos sentiríamos más reconfortados. A veces puede que recurramos a ella tarde, cuando estamos sumidos en las mayores de las postraciones -aunque Dios está siempre dispuesto a salir en nuestra ayuda-; porque deberíamos saber que el edificio de nuestra fe no suele venirse abajo repentinamente: es por dejar que las grietas penetren sin poner los medios eficaces para evitar mayores daños.

Para no caer en tentación es preciso abandonarnos en Dios, no entrar en diálogos interiores con nosotros mismos, atrevernos a decir en muchas ocasiones no; no justificar acciones que sabemos por lo que nos dicta la conciencia que no son conformes al bien, aunque aparente lo contrario y sean muchos quienes así lo hagan; a buscar más las necesidades del prójimo que las propias. Y esta fortaleza se consigue con lucha. En cuanto estemos dispuestos a luchar, ya somos poseedores de la primera victoria que nos engrandece. Un alma en gracia lucha para no dejarse robar lo más valioso que tenemos: Dios. No basta con estar en gracia: hay que buscar esa tensión para vivir la presencia de Dios, con un corazón ardiente y entregado. Es difícil, ¿verdad? Dímelo a mí, tan lleno de imperfecciones como tú, o incluso más, y al que tanto cuesta predicar con el ejemplo. Pero no hay otro camino. Puestos a servir, como diría San Francisco de Borja: “Nunca servir a Señor que se pueda morir”. Y Dios Eterno será siempre quien esté dispuesto a ofrecer más: la felicidad eterna.

El pasado 16 de abril el Santo Padre pronunció estas palabras en la celebración de su 85 cumpleaños: “Me encuentro ante el último tramo del camino de mi vida y no sé lo que me espera. Pero sé que la luz de Dios existe, que Él ha resucitado, que su luz es más fuerte que cualquier oscuridad; que la bondad de Dios es más fuerte que todo mal de este mundo. Y esto me ayuda a avanzar con seguridad. Esto nos ayuda a nosotros a seguir adelante, y en esta hora doy las gracias de corazón a todos los que continuamente me hacen percibir el “sí” de Dios a través de su fe”. Conmovedoras palabras sobre todo procediendo de un hombre que en la última etapa de su vida tiene que sufrir las consecuencias de quienes han caído en la tentación de buscar unos afanes contrarios a la Iglesia, contrarios a Jesucristo.

El resumen final de este post bien podría ser este sí gozoso a Dios, al que se refiere Benedicto XVI. El caso “Vatileaks”, aparte de servirnos para pedir al Señor que saque provecho de este hecho para bien de su Iglesia, debe hacernos ver la fragilidad de nuestra fe si no somos capaces de abandonarnos siempre en sus manos, sobre todo en épocas críticas de nuestra vida. Porque no conviene olvidar que la tentación nos pone en disposición de apartarnos del Bien para esclavizarnos al Mal.

No dejemos que la tentación se apodere de nosotros con estas tristes noticias. Más aún: sintámonos reconfortados sabiendo que Dios, a pesar de nuestras miserias, sigue contando con nosotros para transformar almas. Y si no que se lo pregunten a los jóvenes de este video.

domingo, 3 de junio de 2012

Mayo, Maria, Europa y Los Beatles

Escribir a principios de junio  lo que supone para un cristiano vivir el mes de mayo, sugiere un consejo añadido: vivir el resto de los meses como si estuviéramos en mayo, para tratar con más cariño filial a la Virgen María, y querer más a quien tanto ha hecho por la Humanidad. Mayo tradicionalmente es un mes dedicado a evocar la figura de María. En mi caso, hace un par de semanas, hice junto  con mi mujer y mis una romería a la Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, en el Cerro de los Ángeles. Impresionante lugar, a tan solo trece kilómetros de Madrid en el que el corazón se evade de los ajetreos de la ciudad para respirar oxígeno material y espiritual, y al que te sugiero visitar si tienes ocasión. Para recordar a la Virgen, quiero apoyarme en una fecha -9 de mayo, día de la Unión Europea-; un festival de la canción –el de Eurovisión; y una canción de The Beatles  -Let it be-. Empezamos.
Probablemente desconozcas que desde 1985  el 9 de mayo se celebra el “Día de Europa”, en recuerdo de ese mismo día de 1950, en el que el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Robert Schuman hizo la célebre Declaración que lleva su apellido, que originó la creación de la primera Comunidad Europea: la del Carbón y Acero. En 1951 se firmó el Tratado de París, iniciador de la Comunidad Económica del Carbón y del Acero (CECA), que junto al Tratado de Roma firmado en 1957 constituyen los tratados fundacionales de la actual Unión Europea. Tres de los cuatro firmantes eran profundamente católicos; a saber: el nombrado Robert Schuman (1886-1963), el alemán Konrad Adenauer (1876-1967), y el italo-triestino Alcide de Gasperi (1881-1954), hombres “inspirados por una profunda fe cristiana” como los definió el Beato Juan Pablo II.
La bandera europea también tiene connotación cristiana, muy mariana. Convocado por el primer Consejo de Europa en 1949 un concurso de ideas abierto a todos los artistas europeos para crear una bandera común, la elección recayó en el diseño de Arséne Heitz, por entonces joven y poco conocido diseñador. El artista de Estraburgo desveló la inspiración: surgió viendo la iconografía tradicional de la imagen de la Inmaculada Concepción en las apariciones de la Santísima Virgen en la Rue du Bac de Paris, conocida como la Virgen de la Medalla Milagrosa. La Comisión que componía el jurado estaba presidida por un judío que desconocía el origen del trabajo del diseñador. Tras unos ajustes en las agendas de los Jefe de Estado europeos, el día 8 de diciembre de 1955, fiesta de la Inmaculada Concepción –casualidades de la vida-, se celebró la sesión solemne en la que se erigió como bandera europea la que conocemos. Curioso ¿no?
El pasado día 26 se celebró una nueva edición del festival de Eurovisión en Bakú, capital de Azerbaiyán. La representación rusa, formada por seis abuelitas de una aldea de unos 650 habitantes llamada Buránovo, quedó subcampeona. En esta aldea  hace 73 años se destruyó su iglesia, junto a otras miles por toda la geografía rusa, por un terremoto ideológico llamado comunismo, con el epicentro en el Kremlin, y un máximo responsable político llamado Stalin. El beneficio económico de tan clamoroso éxito será destinado a la reconstrucción de la iglesia, para que los vecinos de Buránovo no tengan que desplazarse a cuarenta kilómetros de sus casas para oír Misa. El pasado día 30 de mayo se ha celebrado la ceremonia de colocación de los cimientos.  Después del acuerdo de Yalta, de la Guerra Fría, de la crisis de los misiles que a punto estuvo de abocar al mundo a una guerra nuclear o del atentado del Papa Juan Pablo II, pocas esperanzas quedaban que en Rusia pudiera emerger la libertad. Pues bien, la Virgen de Fátima en sus apariciones ya anunció que Rusia se convertiría. Y el  ejemplo de estas abuelitas muestra que el sufrido pueblo ruso viviendo en libertad, es capaz de emprender iniciativas con fines altruistas; y el altruismo más profundo al que se puede llegar es facilitar que Dios esté en medio de aquéllos que le buscan.
A pesar de mis limitaciones descriptivas, podrás observar que el denominador común de estos hechos europeos está bajo el nombre de María. Ciertamente que la Europa que soñaron los firmantes del Tratado de París no es la que disfrutamos o padecemos –según el cariz con que se mire-, pero es un hecho incontrovertible que con finura interior se percibe un capricho sobrenatural en estas iniciativas humanas. Por esta razón, humana y sobrenatural, tenemos que buscar a María, no como una Madre, que lo es, que nos escucha e intercede por nosotros: también porque Ella es quien nos lleva a su Hijo. Viviendo cerca de María se siente más cercana la presencia de Dios, que busca al hombre en cualquier circunstancia de la vida; sí, al hombre europeo también, tan ensimismado en sí mismo, tan capaz de creerse dueño de su destino. Ha olvidado que las raíces de Europa son cristianas, y solo la secularización que padecemos arrincona a Dios de un continente que está llamado a buscar el futuro partiendo del pasado, en lugar del olvido o indiferencia que impera en el presente.
Para terminar, lo hago con otro recuerdo: el 8 de mayo se han cumplido 42 años del último álbum lanzado por los Beatles, Let it be. Conforme lo tenían acordado -ejemplo de que si no existen lazos más fuertes las uniones terminan por romperse; y en este caso, lamentablemente no había más proyecto que el musical-, poco después se separaron. La canción que daba título al trabajo discográfico tenía una sutil referencia mariana: “Cuando me encuentro en tiempos de problemas/ la Madre María viene hacia mí/diciendo palabras sabias, déjalo ser/ y en mis horas de oscuridad/ ella está parada justo al frente mío/ diciendo palabras sabias, déjalo ser”. Llama la atención, ¿verdad? “Let it be”  Déjalo ser, déjalo ser. ¿Y a quién si no al Hijo de Madre María tendríamos que dejarlo ser, dejarlo estar para  iluminar  nuestras vidas, en tiempos de problemas y en los de bonanza?