Probablemente
ya lo tengas olvidado o tal vez no te enteraste por coincidir con la proximidad
de la Semana Santa. Desgraciadamente se publica este post cuando aún está
reciente la noticia de un nuevo atentado en París, donde un hombre atacó con un
cuchillo a varias personas provocando la muerte de una persona. El Estado
Islámico ha reivindicado esta acción criminal.
Fueron
circunstancias muy parecidas las que ocurrieron el pasado 23 de marzo. Un
terrorista musulmán mató a un policía y a dos civiles, tomando a varios rehenes
en un supermercado de Trébes (Francia). El coronel de la Gendarmería Nacional
francesa, Arnaud Beltrame fue de los primeros en llegar. Se ofreció para intercambiarse
por uno de los rehenes. Minutos después el terrorista abrió fuego contra él, provocándole
la muerte pocas horas más tarde. Tenía 44 años.
El 9 de junio tenía previsto
contraer matrimonio por la Iglesia con Marielle. El sacerdote que iba a
casarles estuvo junto a la cama del héroe francés, y pudo administrarle la
Unción de Enfermos. “Para él –manifestaba Marielle dos días después de su
muerte- ser gendarme, quería decir proteger. Pero no podemos entender su
sacrificio si lo separamos de su fe personal”.
Arnaud
Beltrame provenía de una familia católica, bautizado, pero alejado de la fe.
Fue en 2006 durante la Peregrinación Internacional que distintos ejércitos del
mundo hacen a Lourdes, cuando empezó su conversión interior. Años más tarde
haría con su padre una peregrinación a Santiago de Compostela. Después de
rogarle a la Virgen encontrar una mujer para compartir su vida, conoció en 2015
a Marielle, se comprometieron la Pascua de 2016 y en agosto de ese mismo año
contrajeron matrimonio civil. Desde agosto pasado estaba destinado en
Carcasota, en el distrito de Aude.
La generosa acción de Arnaud me ha recordado a la que tuvo lugar en el
campo de concentración de Auschwitz, donde en 1941 fue enviado san Maximiliano Kolbe, después de ser hecho prisionero por los nazis y encarcelado en la
prisión de Pawiak. A pesar de vivir en condiciones inhumanas el franciscano
polaco mostró generosidad y entrega entre los compañeros cautivos. La huida de un
prisionero provocó que el comandante del campo en represalia ordenara escoger a
diez prisioneros para ser condenados a morir de hambre. Entre esos diez hombres
estaba el sargento Franciszek Gajowniczek -"mientras tenga aire en los pulmones, consideraré mi deber hablar a la gente del extraordinario acto de amor de Maximiliano Kolbe", dijo en una conferencia en Filadelfia en 1944- polaco, casado y con hijos. San
Maximiliano pidió el intercambio por él. El comandante aceptó. Encerrado en una celda de aislamiento, en vista de que aún vivía se acordóle terminar con su vida mediante una
inyección letal. Fue el 14 de agosto de 1941, contaba 47 años. San Juan Pablo II, un año después de su elección, en Auschwitz, dijo: "Maximiliano Kolbe hizo como Jesús, no sufrió la muerte sino que donó la vida".
Cuando me decidí a escribir sobre esta acción de Arnaud Beltrame pensé que había transcurrido demasiado tiempo. Aun así quería resaltar la aptitud de este católico francés ,siguiendo el mandato de Jesucristo: Nadie tiene amor mayor que el de dar la vida por sus amigos (Jn. 15,13). La intención ya no albergó duda cuando hace pocos días me he enterado que el 18 de mayo, dentro de cinco días, se estrena la película Dos coronas, en la que se narra la historia de Maximilian Kolbe. Más oportuno, por tanto, no podía llegar este post. Así tengo ocasión para animarte a verla. Creo que ayudará a plantearnos nuestras respuestas a las exigencias cristianas.
Creo que era deber desde este blog destacar las virtudes de este cristiano. Pocos medios de comunicación se han hecho cargo
de su condición de católico. Se le ha tratado justamente con todos los honores
por parte del gobierno francés, su acción admirable ha tenido amplia
repercusión en distintos medios internacionales; pero pocos han precisado que era un hombre de
Dios, entregado al servicio de los demás; tanto él como su esposa estaban
comprometidos en acciones solidarias.
Conversión y recompensa. Conversión es lo que pidió la Santísima Virgen en Fátima hace hoy 101 años de su primera aparición a los pastorcillos. Y recompensa es a lo que se nos anima en este domingo, solemnidad de la Ascensión del Señor. Arnaud Beltrame, seguro que ya la tiene. Por la gracia de Dios.
Estamos en mayo. Pincha y entérate de la intención del Papa Francisco para este mes.
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