No podemos negar que estamos inmersos en una situación un tanto convulsa en España. Rememorar el cercano pasado trágico sufrido en España sensibiliza los sentimientos, exteriorizando inclinaciones entre partidarios de olvidar y no reavivar viejas heridas y los que sostienen que es el momento de resarcir los diferentes daños ocasionados. El final de la II República, la Guerra Civil y el anterior régimen en España es tema delicado, propenso a debates que en ocasiones conduce al desprecio y a la descalificación personal. Demasiado apasionamiento que a veces es difícil detener.
Hay
un joven que puede ser un referente para ayudarnos a recapacitar sobre
conductas de este pasado que ya es historia, un joven que como tantos otros de su tiempo sufrió las consecuencias del enfrentamiento entre españoles. Es Ismael Molinero Novillo, conocido por Ismael de
Tomelloso. El 18 de julio de 1936 contaba con 19 años, tres años antes había conocido gracias a un amigo, Acción Católica. Vivió, y
consiguientemente sufrió, el asesinato de su párroco y de dos coadjutores de su
parroquia. Ocho días después, el día de san Joaquín y Santa Ana, vió, y
consiguientemente sufrió, cómo en la plaza Mayor quemaban imágenes de la
parroquia junto con otros objetos de valor artístico y de devoción. El día 6 de
septiembre, en una carretera local próxima a Tomelloso era asesinado el consiliario
local de Acción Católica, don Bernabé Huertas Molina, director espiritual de
Ismael.
El
18 de septiembre de 1937 Ismael era movilizado por el ejército republicano. Se
va rumbo al frente con una medalla de la Virgen Milagrosa que él mismo cose al
chaleco. Se abraza a un amigo y se despide: “Hasta
que termine la guerra o hasta el Cielo… ¡Adiós!”. Y después, de su madre: “Rezad por mí; adiós, hasta la eternidad”.
En
las trincheras lo que más le hizo sufrir fue escuchar las blasfemias y palabras
indecentes. Llamado “fascista”
y “beato” el silencio que ofrecía
no le evitó ser insultado, abofeteado. Nada de odio, él lo
achacaba todo al desconocimiento de la religión.
Prisionero
en la batalla de Alfambra y gravemente enfermo de tuberculosis no desveló su
identidad cristiana para evitar recibir privilegios entre los prisioneros: “Serviré a España en el anónimo, ofreceré a Dios todas las
molestias de mi enfermedad y lo penoso de mi sacrificio”.
Murió el 5 de mayo de 1938, a la edad de 21 años. Fue enterrado en el cementerio de Torrero. Doña Pilar, su madre, y Aurora, la enfermera que le atendió en el Hospital Clinico de Zaragoza, fue el único duelo que tuvo.
En 1940 se organizó una peregrinación al Pilar de Zaragoza, más de 20.000 flores llenaron la Basílica del Pilar. Ni vencedores ni vencidos en el acto, jóvenes de Acción Católica fueron los que se congregaron para rendir homenaje póstumo. El 13 de mayo de 1950, festividad de la Virgen de Fátima, se trasladaron los restos de Ismael a Tomelloso. Entre los miles de jóvenes que acompañaron el féretro ni vencedores ni vencidos, almas tocadas por el sacrificio y virtudes de este tomellosero, un modelo de joven cristiano. La delegación de Zaragoza de la Asociación para la Causa de Canonización de Ismael de Tomelloso, peregrinó los días 23 y 24 de mayo de 2017 para llevar una imagen de la Virgen del Pilar y depositarla junto a su tumba. Ni vencedores ni vencidos, peregrinos maños para ofrecer ese detalle en el año del centenario de su nacimiento.
En la exhortación apostólica Gaudete et exsultate el Papa Francisco refiere la importancia de los santos: "Así, cada santo es un mensaje que el Espíritu Santo toma de la riqueza de Jesucristo y regala a su pueblo". Si bien Ismael de Tomelloso hasta la fecha es reconocido por la Iglesia como Siervo de Dios, las palabras del Papa en torno a los santos bien merecen aplicarlas a la vida de Ismael, para que tú y yo seamos hombres y mujeres dispuestos a vivir sin odios y sin apasionamientos que empañan las relaciones con los demás.
Este mes el Papa Francisco habla de un tesoro, muy al alcance de la mano.
En 1940 se organizó una peregrinación al Pilar de Zaragoza, más de 20.000 flores llenaron la Basílica del Pilar. Ni vencedores ni vencidos en el acto, jóvenes de Acción Católica fueron los que se congregaron para rendir homenaje póstumo. El 13 de mayo de 1950, festividad de la Virgen de Fátima, se trasladaron los restos de Ismael a Tomelloso. Entre los miles de jóvenes que acompañaron el féretro ni vencedores ni vencidos, almas tocadas por el sacrificio y virtudes de este tomellosero, un modelo de joven cristiano. La delegación de Zaragoza de la Asociación para la Causa de Canonización de Ismael de Tomelloso, peregrinó los días 23 y 24 de mayo de 2017 para llevar una imagen de la Virgen del Pilar y depositarla junto a su tumba. Ni vencedores ni vencidos, peregrinos maños para ofrecer ese detalle en el año del centenario de su nacimiento.
En la exhortación apostólica Gaudete et exsultate el Papa Francisco refiere la importancia de los santos: "Así, cada santo es un mensaje que el Espíritu Santo toma de la riqueza de Jesucristo y regala a su pueblo". Si bien Ismael de Tomelloso hasta la fecha es reconocido por la Iglesia como Siervo de Dios, las palabras del Papa en torno a los santos bien merecen aplicarlas a la vida de Ismael, para que tú y yo seamos hombres y mujeres dispuestos a vivir sin odios y sin apasionamientos que empañan las relaciones con los demás.
Este mes el Papa Francisco habla de un tesoro, muy al alcance de la mano.
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