Decía
san Doroteo que “un muro de separación entre el hombre y Dios” solo puede ser
destruido con la humildad. El principio de la Cuaresma siempre hace
plantearnos la relación con Dios. Los Miércoles de Ceniza se comprueba
fácilmente la mayor asistencia de fieles en las Misas para recibir la
imposición de la ceniza. Ponerse delante de un sacerdote, inclinar la cabeza y
escuchar mientras se nos hace la señal de la cruz “convertíos y
creed en el Evangelio” o “acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”, es ya
una manera humilde de reconocer nuestras miserias. Es una buena acción no obligatoria, pero sí recomendada para plantearnos que la conversión es el principal objetivo de este tiempo litúrgico en el que la Iglesia nos invita a participar plenamente.
La Cuaresma pretende prepararnos para vivir con hondo sentido participativo, sobre todo espiritualmente, el significado de la Semana Santa. Un texto que te puede ayudar mucho es el Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma de este año. Con el tema “Al crecer la maldad, se enfriará el amor en
la mayoría” (Mt. 24,12) el Santo Padre enfatiza sobre los falsos profetas a los que llama
“encantadores de serpientes”, “charlatanes”, “estafadores”, entendiendo por falsos profetas quienes propugnan por diferentes medios y métodos unos modos de vida con nocivos efectos secundarios. Porque no hay peor efecto que hacer creer a una sociedad que el bienestar humano y espiritual se consigue alcanzando bienes materiales o por placeres momentáneos. La felicidad, aquella que colma todas las necesidades del corazón del hombre, es la que trajo Jesucristo con el ofrecimiento de su vida para la salvación del mundo.
Desarraigados
de Dios, hay otro muro que construimos que conduce a un aislamiento del prójimo,
a fomentar indiferencias, generando animadversiones que abren la puerta a odios
que ponen en peligro la convivencia pacífica con los demás. Todo a consecuencia
de abandonar la fuente del amor que es Dios, a creer que nuestras conductas
siempre son acertadas, y que la responsabilidad de todo el mal que acontece es siempre del otro. Recuerda el título del mensaje del Papa, es más, te diría que lo
pienses y lo repitas las veces que puedas a lo largo de los días que restan de
Cuaresma: “Al crecer la maldad, se
enfriará el amor en la mayoría”. No cedas a la tentación que el mundo
ofrece de formar parte de esa mayoría. Dios es quien calienta tu corazón, quien lo puede llenar de caridad para darla
a los demás. Si
Cristo padeció, si crucificado perdonó a
sus verdugos e intercedió por ellos ante el Padre, es para que tu corazón y el
mío sea capaz de perdonar, de querer incluso a quienes nos hacen daño, y no
porque se hagan dignos de ser queridos, sino porque tú yo seremos los
principales beneficiados al cerrar el corazón al odio y al rencor.
Para derribar muros se necesita del instrumental adecuado. Por nosotros mismos no podemos destrozar la dura piedra, es preciso acometer el derribo con la herramienta adecuada. En el Sacramento de la Confesión tenemos el principal arma. Si queremos perdonar tenemos que reconocer que también ofendemos. Con la Confesión no solo limpiamos el alma sino que la fortalecemos para luchar por no caer en lo que más nos cuesta.
Y
siempre busca a la mejor aliada, como en todos los casos, la Virgen. Ella supo estar cerca de
Jesús con un corazón abierto al perdón. Pídele todos los días salir de casa con
una buena dosis de Avemarías o Acordaos en la hendidura de tu corazón, para que cuando surja el sentimiento de la antipatía o animadversión hacia el prójimo, las reces para librarte
del mal y de paso hacer una obra de misericordia con el ofensor. Así estarás más
cerca de Jesucristo en la Semana Santa y
esperarás con mayor gozo el Domingo de Resurrección. Y de paso habrás ganado la
batalla al enemigo, del que daremos cuenta en el próximo post.
Este video te da unas cuantas recomendaciones para la Cuaresma. Muy útil para los aficionados a coger el coche y ponerse en ruta.
Este video te da unas cuantas recomendaciones para la Cuaresma. Muy útil para los aficionados a coger el coche y ponerse en ruta.